impar

Casi sin quererlo distorsioné la realidad tanto que en un abrir y cerrar de ojos tanta distorsión me trajo de nuevo a la realidad. No me hizo falta asesinar ideas ni soñar con paganas propuestas.
Sé que los falsos profetas abundan. Lo sé bien.
De pronto tomé conciencia de haberme pasado a mí mismo en la carrera. Me mordí la cola y me alcancé al dar vuelta sobre mi cuerpo. Me gané y me perdí también, será porque no le doy más ventaja a mi sombra.
Empezar de nuevo trae aparejadas mil decisiones difíciles, y de a una las tomé todas juntas con todos los riesgos que eso implica.
Como si tal cosa me di el lujo de retomar conversaciones guardadas ocho años y volví a darle asilo a una nena de seis años que lo necesitaba, recordé lo fácil que puede ser olvidar, y que naturales parecen ser algunos parajes de la memoria. También que una vez reemplazado el negro, los colores pueden estar al alcance de la mano, y naturalmente navegué en una lágrima color arcoiris.
Es verdad que debe ser complejo creerme. Pero yo no tengo prisa.