viernes, agosto 25, 2006

101001 - 100101

Me tomé el tren de las dos y veinte como siempre y cuando llegué al vagón de siempre me vi sentado escuchando la música de cada día.
Capicúa se muerde la cola, es cabeza y fin a la vez.
Me asusté, pero me quedé porque estaba embelesado por la postal. Me seguí todo el camino y me tomé el 87 atrás mío sin dejar que yo me vea. Pasé atrás de un señor de saco azul y me senté dos filas más allá de donde yo estaba. Cuando llegó mi parada me sorprendió ver que me bajaba y me seguía de nuevo.
Así estuve todo el día, aunque ya sabía como terminaba la jornada y no había nada distinto de como yo mismo estaba viviendo el día me quedé imantado a mi espalda y no me saqué los ojos de encima.
Así fue como me sorprendí al ver mis manos al final de mis brazos, la imagen que se repitió durante tanto tiempo volvía a ser nueva y las sensaciones viejas hicieron que mi corazón se desboque como al principio.
El uno y el cero fueron cero y uno. Binarios como siempre, pero con una combinación alterada.
En un momento en que me distraje, me encontré hablando con dos lados de la misma Damoiselle d'Avignon, pero cuando enfoqué de nuevo, era una misma boca a la que estaba prestando atención.
Me fascina el mundo cubista con dos caras en la misma dimensión espacio-temporal, aunque no me sorprende porque ayer ya me había fascinado.

2 Comments:

Blogger Lila Biscia dijo...

Me gusta mucho tu Blog
(que fue recomendado ayer entre chau fan y chop suei)
Cariños.
Lila.

2:08 p. m.  
Blogger Pachuco King dijo...

Gracias Lilus, acá al lado mío está narciso y dice que le gusta mucho que te guste.
Con recomendación y todo, ¡cuanta emoción!

10:20 p. m.  

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