Sleeping sllip
No sé que pasa con la gente, será que siempre fue así y no me había dado cuenta hasta ahora o será que el tiempo empezó a moverse en fracciones distintas al segundo.
Últimamente entro con frecuencia en la quinta dimensión y la puerta está ahí, al alcance de la mano de todo el mundo, pero nadie parece darse cuenta lo cual me sorprende cada vez. Cuando paso el umbral, lo que queda atrás parece flotar, se mueve más lento, o yo más rápido; aún no logro determinarlo.
Y me deslumbro con cosas que antes me parecían triviales.
El otro día viajé en una joyería, y estuve de visita en una clínica de rehabilitación todo en el mismo combo. Los pacientes y compradores estaban ocupadísimos enviando mensajes de texto y hablando en croata con familiares que viven en Egipto. Pero muy a mi pesar, en ese momento transito los pasillos a supervelocidad, así que en un abrir y cerrar de ojos había vuelto y me encontraba sentado en el 110.
A veces sueño despierto y veo la matriz, la gente deja de ser tal y se transforma en ecuaciones totalmente predecibles y claramente calculadas por un señor de bigotes que se sienta al lado de una biblioteca gigante.
Me ve, yo lo veo, lo saludo con la cabeza y él me guiña un ojo al tiempo que ojea un libro distinto cada vez.
Un día de estos me quedo a charlar con él y le pregunto a ver si sabe cómo hacer para pasar más tiempo en el carrousel.
Últimamente entro con frecuencia en la quinta dimensión y la puerta está ahí, al alcance de la mano de todo el mundo, pero nadie parece darse cuenta lo cual me sorprende cada vez. Cuando paso el umbral, lo que queda atrás parece flotar, se mueve más lento, o yo más rápido; aún no logro determinarlo.
Y me deslumbro con cosas que antes me parecían triviales.
El otro día viajé en una joyería, y estuve de visita en una clínica de rehabilitación todo en el mismo combo. Los pacientes y compradores estaban ocupadísimos enviando mensajes de texto y hablando en croata con familiares que viven en Egipto. Pero muy a mi pesar, en ese momento transito los pasillos a supervelocidad, así que en un abrir y cerrar de ojos había vuelto y me encontraba sentado en el 110.
A veces sueño despierto y veo la matriz, la gente deja de ser tal y se transforma en ecuaciones totalmente predecibles y claramente calculadas por un señor de bigotes que se sienta al lado de una biblioteca gigante.
Me ve, yo lo veo, lo saludo con la cabeza y él me guiña un ojo al tiempo que ojea un libro distinto cada vez.
Un día de estos me quedo a charlar con él y le pregunto a ver si sabe cómo hacer para pasar más tiempo en el carrousel.
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